dissabte, 2 d’abril del 2011

La cultura, esa hermana pobre

Ya sabíamos que la cultura aprovecha siempre lo poco que queda del festejo para alimentar sus necesidades. Esto es así en el plano institucional, como lo es en el doméstico.

Cuando se ha cerrado el negocio o se ha terminado la jornada, cuando todos están hartos de todo y necesitan descansar, entonces, a lo mejor, deciden hacer cultura: ir a ver un par de exposiciones; comprar un libro con la sana intención de leerlo -a lo mejor- un día que no tengan nada mejor que hacer; o escuchar música como quien oye llover.

El acordeonista Jordi Comasòlives
¿No tiene arreglo esta manera de funcionar? Yo creo que sí; en la escuela, en casa, en la vida cotidiana. Se trata de vivir la cultura, que no es más que vida inteligente y sensible para resistir la tendencia natural de nuestra sociedad hacia la infraculturización. No sea que alguien pensase o sintiese por su cuenta y se nos desviase del guión.

dimecres, 23 de març del 2011

Estuvimos a punto de parecer mejores


A nadie le amarga un dulce. El petróleo a espuertas, con sus agujeritos jugosos en Libia, por citar un tema de actualidad.
Gaddafi tronante
El trasiego de divisas, las acciones en empresas punteras, las ayudas generosamente escanciadas durante décadas, las juergas intuídas y el fasto enloquecido nos han regalado a un protagonista de excepción, el coronel Mohammar El Gaddafi.

No es un loco, pero quizá sí un visionario; no es un perturbado, pero a veces resulta incómodo.

El boato de Gaddafi
Cuando le bombardearon desde bases europeas a la hora del telediario en la costa este norteamericana, mataron a su hija.

Ya sabemos que hay más gente que sufre, pero estas cosas hay que decirlas, en feliz expresión de Felipe González. Para que se sepan.

Queda Guinea Ecuatorial; queda Corea del Norte (¿cuántas semanas hace que no nos cuentan lo malo que es aquel dictador?); quedan un montón de lugares a los que acercarse para poner orden. Pero todo tiene un protocolo.

dijous, 17 de març del 2011

Justificación

Está feo esto de justificarse; debería estar prohibido o, por lo menos, regulado con severidad. Pero caemos en ello a cada paso.
Estoy intentando justificar por qué inicio otro bloc. Y lo siento, insisto en llamarle bloc en vez de blog, que me parece raro, o puede que incluso falsamente suave.
Dibujo para Jordi Comasòlives




El bloc me retrotrae a esos cuadernos no encuadernados, que ni siquiera eran libretas sino blocs, una palabra sonora, breve, aséptica; eran mazos de papel, unidos por una espiral de alambre, que se mantenían provisionalmente así hasta que terminaban en la papelera una vez cumplida su misión en este mundo. ¿Absurdo o innecesario inciso? Pues qué se le va a hacer.


a7, infografía
Aquí hablaremos -quienes tengan gana de ello, empeño, criterio y tiempo cronológico y espiritual para hacerlo- de todo un poco y de nada en particular. No se trata de una voluntad que obligue a nadie más que a mí mismo, pero está bien convidar a quien quiera sentirse en casa. Que aproveche, pues.