dilluns, 30 de gener del 2012

A ver si nos entendemos

Llevamos demasiado tiempo oyendo inexactitudes. Por ejemplo, ¿qué es eso de la socialdemocracia para referirse a lo que queda del Partido Socialista Obrero Español?
Ramón Jáuregui
En un par de artículos recientes se habla del tema sin ninguna sospecha de arrepentimiento o de vergüenza compartida en uno de los casos. Ramón Jáuregui firma Giro conservador y antipolítico como si estuviera comentado una corrida de toros desde la barrera.
Por su parte, y también en El País, el catedrático de Historia de Europa Antonio Cazorla Sánchez firma una genuina reflexión precisamente sobre la socialdemocracia europea, La socialdemocracia perdida, otra vez.
Obra de Antonio Sánchez Cazorla
Cada cosa en su sitio. A los que quieran neoetiquetarse como socialdemócratas, que no se les ocurra también personificar la socialdemocracia.
La socialdemocracia existe, más o menos y siempre con los ojos bien abiertos, en algunos países de Europa, y permanece aunque de vez en cuando gobierne un partido de otro signo (conservador, por más señas).
Quiere decirse que aquella sociedad ha llegado a tener algo parecido a una garantía de mínimo bienestar para el máximo de ciudadanos.
Cuando el 25% de la ciudadanía española está expuesta a la exclusión social, hablar de socialdemocracia es lo más parecido a un acto nefando.

dilluns, 23 de gener del 2012

La cultura, nuestra Cenicienta más brillante

Dicen que quieren añadirle más cursos al Bachillerato. Dicen que con una Secretaría de Estado hay suficiente para dirigir la Cultura. Dicen -sin decirlo- que ya todo da lo mismo.
Manuel de Falla
¿Qué sería de nosotros sin Manuel de Falla, sin Picasso, sin Miquel Barceló, sin Ramon Llull o sin Cervantes?
Ramon Llull
Pues lo mismo. A ninguno le hizo falta saber quién ni con qué rango dirigía la cultura estatal (y por lo tanto, casi mundial), para ponerse a trabajar.
Hasta me parece que les cogeré cariño a esos señores del gobierno que no quieren presumir de cultos. Yo creo que a la larga habrá que agradecerles que, por precaución, no quieran meterse en harinas que no les son propias. Ya decíamos: lo mismo.